Alimentación
(Del libro vivir de la tierra de Matías G. De Stefano)
Somos 70% Agua , el resto de nuestro ser, lo
constituye el aire , la tierra, y el fuego. Para
vivir en armonía, debemos lograr el equilibro entre estos 4
elementos que nos componen. Para esto, es primordial el agua , más
que cualquier otra cosa, el agua es nuestro sustento. En todo
proceso, ya sea físico o espiritual, necesitamos beber muchísima
agua natural. Esto purifica todo nuestro ser, en todos los niveles.
La
tierra se refiere al ingreso de minerales: sales, hierro, magnesio,
calcio, elementos que fortalecen la parte densa de nuestro ser.
El
aire, da vida a través de la Respiración. Todos solemos respirar
con los pulmones, pero nadie nos ha enseñado desde pequeños la suma
importancia de la respiración abdominal. Los pulmones respiran por
tres partes: pectoral, costal y abdominal, y la más usada es la
pectoral. Para que el aire nos alimente, debemos intentar que cada
vez que respiramos, o al menos cada tantas respiraciones, llenemos
primero todo el estómago, y luego la parte baja de los pulmones, la
abdominal, siempre inhalando y exhalando por la nariz, liberando el
aire de la misma forma, primero vaciando estómago, y luego pulmones.
Así se purifica nuestro sistema neuronal y nervioso, y se revitaliza
todo nuestro ser.
La
presencia del fuego se encuentra en nuestra energía vital y
magnetismo, vida que nosotros adquirimos del Sol. Por eso, la última
e importantísima alimentación, es alimentarse de la Luz solar: se
debe observar el sol fijamente, teniendo en cuenta que es una acción
que sólo se aconseja hacer durante los primeros 10 a 15 minutos en
que el sol sale del horizonte (incluyendo toda la salida) y los
últimos 10 a 15 minutos en la puesta (incluyéndola), horarios en
que la luz no daña la retina.
Ejercicio:
Si
no es posible todos los días, de vez en cuando o una vez a la
semana, observar la salida del sol, muy fijamente, respirando
profundamente con el abdomen, los 15 minutos. Luego, desayunar con un
vaso de agua caliente o tibia, para purificar el cuerpo físico, y
comer algunos frutos secos, eso todas las mañanas.
Una
vez que nos acostumbremos a este ejercicio, nuestro propio cuerpo, a
los segundos de acabar los frutos secos, nos dirá qué necesitamos
comer: si carne, verduras, pescado, pizza, hamburguesa, pasta, o nada
… Respetar cualquiera de estas indicaciones
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