sábado, 28 de mayo de 2016

Qué es la Felicidad - Depende de ti (Parte VIII) (Del libro Alegría de OSHO)

Qué es la Felicidad - Depende de ti (Parte VIII)
No el carácter sino la consciencia
(Del libro Alegría de OSHO)
 
 
YO NO CREO EN ABSOLUTO EN EL CARÁCTER. Deposito mi confianza en la consciencia. Si una persona se hace más consciente, su carácter se transforma. Pero esa transformación es completamente distinta: no está controlada por la mente; es algo natural, espontáneo. Y siempre que tu carácter es natural y espontáneo posee una belleza propia; en otro caso, ya puedes cambiar, ya puedes abandonar la ira, pero ¿dónde la abandonarás? Tendrás que dejarla en tu propia consciencia. Puedes cambiar una parte de tu vida, pero te desprendas de lo que te desprendas volverá a expresarse desde otro ángulo. Tiene que ser así. Puedes bloquear un arroyo con una roca; empezará a correr por otra parte, porque no puedes destruirlo. La ira existe en ti porque eres inconsciente, la avaricia existe en ti porque eres inconsciente, la posesión y la envidia existen porque eres inconsciente.
Así que no me interesa cambiar tu ira; sería como podar las ramas de un árbol con la esperanza de que el árbol desaparezca algún día. No sucederá; por el contrario, cuanto más lo podes más frondoso crecerá.
 
Lu Ting comía en un restaurante griego porque el dueño, Papadopoulos, preparaba un arroz frito realmente bueno. Iba todas las noches y pedía «aloz flito».
Al oírlo, Papadopoulos se moría de risa. A veces estaba con un par de amigos para que oyeran a Lu Ting pedir el «aloz flito». El chino se sintió
tan herido en su orgullo que fue a una clase de fonética para aprender a pronunciar correctamente «arroz frito».
La siguiente vez que fue al restaurante dijo claramente: 
-Arroz frito, por favor.
Sin dar crédito a lo que había oído, Papadopoulos preguntó:
-¿Qué ha dicho?
Lu Ting gritó:
-¡Lo has oído muy bien, gliego de mielda!
 
No hay mucha diferencia entre «aloz flito» y «gliego de mielda».
Cierras una puerta e inmediatamente se abre otra. Así no se produce la transformación.
Cambiar tu carácter es fácil; la verdadera tarea consiste en cambiar tu consciencia, en hacerte consciente, más consciente, más intensa y
apasionadamente consciente. Cuando eres consciente resulta imposible enfadarse, resulta imposible ser avaricioso, envidioso, ambicioso.
Y cuando desaparecen la ira, la ambición, la envidia, el sentimiento de posesión, el deseo, se desata toda la energía que los acompaña. Esa
energía se transforma en dicha. Y entonces no llega del exterior, sino que ocurre en el interior de tu ser, en lo más recóndito de tu ser.

 
 

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